Correspondería (o al menos estamos acostumbrados a ello) que yo me presentara; que hablara de mi curriculum, de mis logros, de mi experiencia... Pero preferí no hacerlo, de alguna forma esto también marca mi forma de pensar. Los dejo a ustedes que juzguen. En vez de presentarme me gustaría que leyeran conmigo un prólogo de un trabajo que hice hace un año. Con su lectura quizás decidan no entrar más a este blog o quizás les resulte interesante, quizás una pérdida de tiempo. Por lo menos,creo, que se quedarán con una idea de mi forma de pensar.
Basta de palabras:
"La realidad es lo que es, y mientras ésta avanza, la educación formal uruguaya sigue manteniéndose en una discusión insipiente, maravillándose, criticando y contemplando perpleja el por qué no está logrando cumplir con su cometido fundamental, educar.
- ¡No logro comunicarme con mis alumnos, no me prestan atención! ¿Será que vienen menos inteligentes que antes?, estos no son más que ejemplos de ciertas discusiones que, en el mejor de los casos, pueden escucharse en cualquier sala de profesores, y decimos en el mejor de los casos pues es sabido que a nadie le gusta aceptar la derrota. Ahora bien, antes de quedarnos cruzados de brazos, ¿no sería más pertinente tomar distancia por un momento, y realizando esa mirada epistemológica preguntarnos: ¿será que estamos hablando en idiomas diferentes?
La compleja y multifacética realidad sociocultural que estamos vivenciando nos atormenta continuamente y, en el mejor de los casos, tiende a hacernos reflexionar sobre la implicancia de los sistemas formales en esta realidad, qué papel estamos jugando, hacemos algo para intentar cambiarla, o simplemente mantenemos nuestra postura que hasta no hace mucho tiempo nos daba resultados, y no precisamente resultados en cuanto a su definición económica.
En este momento de reflexión, en ese intento por buscar el meollo del problema, investigamos… ¿y dónde? Paradójicamente, y casi en un impulso totalmente natural, nos topamos con una de nuestras principales enemigas, la computadora, quien desde hace poco más de 10 años viene de la mano con otra enemiga fundamental de la educación: Internet. En ese preciso instante, conscientes de la traición que nosotros mismos estamos a punto de hacerle a nuestros principios, apagamos la computadora, y asustados de la realidad que acabamos de ver nos vamos a acostar, con un sentimiento de culpabilidad que vuelve a inmovilizarnos. Pero la mente tiene ese increíble mecanismo de autodefensa capaz de borrar los hechos que nos afligen, entonces, reconfortados y esperanzados nos vamos a dormir, el sueño lo borrará.
El anterior no es más que un relato de ficción, ahora bien, ¿se encuentra muy lejos de la realidad?... a pensar.
Nos ha tocado –o mejor, hemos construido- esta realidad, con sus ventajas y sus desventajas, realidad que un sinnúmero de psicólogos, sociólogos y demás estudiosos del ser humano y la sociedad en general siguen analizando, cuestionando y sacando conclusiones.
Nuestros alumnos viven, sueñan, se relacionan, compran, venden, ansían, consumen en este mundo hiperreal, hipermedial, hipertextual. ¿Y nosotros? Incapaces de incluir en el aula este leguaje, esta nueva forma de pensar, leer, en definitiva de entendernos, lo rechazamos: lo nuevo asusta, más aun si lo que estamos haciendo es “delegar nuestro poder”, ganado con el sudor de nuestra frente y nuestras pestañas para rendirnos ante una máquina o un programa, que no es más que un conjunto de instrucciones de componentes lógicos necesarios para hacer posible la realización de una tarea específica; ¿es esto la tarea docente? No, y rotundamente no, contestamos y seguimos a la espera de un cambio que no llega."
Varias preguntas por responder y sobretodo, mucho para pensar.
Cualquier semejanza con la realidad, no es pura coincidencia...
Muchas gracias, ¿Comentan?